Pactar con el diablo

 Pactar con el diablo

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EL pacto con el diablo para conseguir algo a cualquier precio no solo le ocurrió a Fausto o a Dorian Gray. No es fruto de aquella obra universal de Goethe o la inspiración de Oscar Wilde para quizás el retrato más famoso de la literatura de todos los tiempos.

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, en nuestra Andalucía, y en lo que a los acuerdos para formar gobierno lo estamos viendo. El PP y Ciudadanos tratan de conseguir el gobierno de la Junta de Andalucía apoyados en un partido de ultraderecha como VOX. No se puede ser más irresponsable y desde los liberales europeos están advirtiendo a Albert Rivera del peligro de hacer pactos con un partido que hace gala del anti europeísmo, de su rechazo a derechos de mujeres, de los homosexuales, de la inmigración, etcétera. Un discurso populista muy peligroso que ya se ha extendido en algunos países europeos y que ha irrumpido con fuerza en el Parlamento andaluz y amenaza a entrar en el próximo Congreso de los Diputados.

PABLO
 Casado y Albert Rivera andan repartiéndose consejerías de la Junta de Andalucía como si de cromos se tratara, ninguneando a los candidatos de sus partidos en Andalucía: un tal Juanma Moreno Bonilla y Juan Marín que no pintan absolutamente nada en esas negociaciones. Da vergüenza ajena ver el manoseo de nuestra historia reciente: del 4 de diciembre de 1977, del referéndum del 28 de febrero, de nuestro Estatuto de Autonomía, de nuestro autogobierno conseguido en las calles y en las urnas por millones de andaluces. Todo se decide en despachos de Madrid, los representantes andaluces de PP y Ciudadanos son meros títeres en manos los intereses políticos y electoralistas de sus líderes nacionales en el corto plazo. Los casi nueve millones de andaluces no le importamos nada. Ya nada se habla de medidas de empleo, de sanidad, de educación ni de economía. Saben que cada medida que se adopte por el nuevo gobierno de la derecha andaluza va a depender de un partido de ultraderecha. Cada día necesitarán del apoyo, de los votos de ese partido. Cada mañana un partido como VOX, felicitado por Marine Le Pen y David Duke, ex líder del Ku Klux Klan, decidirá el futuro de Andalucía. Para aquellos que creen en la democracia, es como para echarse a temblar.


NO debemos olvidar que el fascismo y el nazismo llegaron al poder en otros países de Europa mediante un programa oculto, dejando solo ver un discurso de emociones, tirando de símbolos nacionalistas y de un mensaje claramente populista, diciendo a cada uno lo que quería oír. Su objetivo fue conseguir votos, meter la patita en las instituciones para reventarlas desde dentro. Y eso hizo para hacerse con el poder y entonces sacaron su verdadero programa y sembraron Europa de odio y de destrucción dejando por el camino casi 50 millones de muertos. Por eso saltan todas las alarmas en los países europeos cuando la ultraderecha consigue una gota más de poder. Aquí Pablo Casado y Rivera parece que no se han enterado o prefieren mirar para otro lado. O no tienen consciencia de la gravedad del problema o son unos irresponsables por blanquear a un partido como VOX.

SE dice que aquellos pueblos que olvidan su historia están obligados a repetirla. Los 40 años de franquismo en España nos dejaron a la cola de Europa en desarrollo económico, en avances sociales y en libertades del que en muchos indicadores aún seguimos sin ser capaces de reducir la brecha con la Europa más avanzada. Al PP y Ciudadanos parece que les importa bien poco con tal de tener el poder en Andalucía: pagaremos las consecuencias de permitir a la ultraderecha gobernar a diario nuestras vidas con sus decisiones y dejando calar su mensaje entrando nuevamente a diario en nuestras vidas valores e ideas que no solo van contra las instituciones o contra la Constitución, van contra la propia convivencia de la población. Pactar con el diablo nunca tuvo buenas consecuencias ni en la literatura y mucho menos en la vida real, en la política que marcan la vida de las personas.

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