Un oportuno deseo

Este es una colaboración con la revista "El Observador" en un transitado y triste "Camino a Laponia" para el mes de abril.


Un oportuno deseo


Y en el más absoluto silencio Erasmo ha regresado a Rótterdam. Su deportación ha sido vía presupuestos, y se nos va sembrando España de pasado y regando desigualdad. Se ve disminuida otra oportunidad para nuestro futuro. El intercambio de experiencias, ideas y conocimiento de universitarios y profesores en Europa se recorta en un 42%. Deberemos esperar para escribir nuevamente nuestra historia sobre primaveras y renacimientos, continua nuestra apuesta por el invierno. No será este abril el mes elegido para teclear optimismo y buenas noticias. No quiero permanecer indiferente mientras nos quedamos más aislados.

Mi deseo de retomar esta colaboración con El Observador, tras un año de ausencia, con un artículo sobre hechos positivos y luminosos se ve truncado. En “Camino a Laponia” van a encontrar a un malagueño en la mitad de los treinta. Como licenciado en Historia y master en Gestión de la Ciudad van a encontrar brochazos de mi afición y profesión en cada párrafo. Militante socialista desde la juventud, que me permitió ser concejal en su Ayuntamiento durante 6 años, suelo compartir, de manera ácida, comentarios a través de twitter y otras redes sociales. Pese a los libros leídos mi memoria me impide retener títulos, personajes o autores y podrán ver que mis textos, llenos de reflexiones simples y sin estilo determinado tampoco me llevaran al Nobel.

Mis cortos conocimientos informáticos me hubiesen permitido haber elaborado un Power Point mejor que el que hizo el Ministerio de Economía para presentar los Presupuestos. A lo mejor hubiese generado más confianza. 

Reconozco que me asombró la suficiencia de Sáenz de Santamaría y Montoro que entre sonrisas, miradas cómplices y gracias propias de la boda de un cuñado, explicaban los dolorosos recortes incluidos en los Presupuestos Generales del Estado. Sanidad, educación, políticas activas de empleo, formación o investigación se llevaban brutales tijeretazos. Los derechos como la atención a familias con personas dependientes o 166 millones de euros en becas desaparecían como si de chistes entre amigotes de bar se trataran.

En su defensa poco puedo aportar. Aún no han superado ser políticos de la oposición. No saben comunicar la crisis. Deben superar el “y tú más” como especialidad  memorística y argumental, ya que afortunadamente cada vez es menos valorado por la ciudadanía. La dificultad de la solución de problemas. Aún son jóvenes y quizás puedan aprender. Ahora son ministros, deben generar confianza y empatía aunque sea para los que vamos camino a Laponia.

Pero el mismo descaro se usó con la cacareada e inoportuna audiencia de Rajoy con un emisario del partido de la señora Ángela Merkel para conocer los presupuestos del Estado antes que el propio parlamento español. Ya saben la teoría que España, económicamente hablando, está intervenida. Sumido en la perplejidad no sabía que nos habíamos convertido en un nuevo estado de Alemania, ni que persistiese la figura del comisario político de la CDU para revisar los recortes a los españoles.

Me parece revolucionario que empleos de 400 euros al mes acaben generando en el futuro de Alemania pensiones de 139 euros. Al parecer en la Europa soñada no tenemos término medio y para la existencia del superhombre se necesita de una cuerda de esclavos. Cabe la posibilidad que hasta Niestzsche hubiese acabado con su teoría si la vida le hubiese regalado más años de vida.

El mismo día de la presentación de los Presupuestos Generales del Estado se conocían los datos del paro en Málaga, con otras 1.043 personas inscritas en el desempleo. Ya se sabe que las huelgas generales crean tanto empleo como las reformas laborales que las provocan. Esperaba que en el Presupuesto existiesen algunas oportunidades de crecimiento para la economía malagueña.

Pero como efecto colateral de la crisis, Málaga ha desaparecido. Los números esperan dejar en Málaga las cifras de hace más de una década. Una cosa es retrasar el reloj una hora buscando el ahorro energético y otra muy distinta que el calendario vuelva diez años atrás. Los raquíticos 370 millones de euros están destinados en parte a pagar obras que ya se han hecho. La obra pública ha sido desterrada cuando los parados llegan a los 208.000 personas en la provincia. Acabó la fiesta electoral de la inversión prometida para Baños del Carmen, tren litoral, depuradoras, Campamento Benítez, auditorio, subsede del museo del Prado. Ya se sabe: Cuando se abren las urnas y se cuentan los votos, las promesas de la campaña huyen por las ventanas.

Acabada la enésima confrontación electoral, sin que haya en el horizonte nuevas convocatorias Málaga había disfrutado de la generosidad presupuestaria en los últimos años que dejaban en la provincia anualmente casi 1.000 millones de euros. Una Ministra malagueña quizás tuvo algo que ver. Esa inversión pública ha legado a nuestra provincia, entre otras infraestructuras, una nueva Terminal y una segunda pista para un aeropuerto con aviones y pasajeros, un AVE a la capital de la Costa del Sol, una nueva estación de cruceros para el puerto por el que ya pasan más de medio millón de turistas al año, una nueva hiperronda y hasta un soterramiento en San Pedro de Alcántara. Eran tiempos de bonanza que hay que poner en valor más allá de calores y colores políticos.

No soy muy de milagros pero deseo que este gobierno popular repare la varita mágica que prometieron. Mientras tanto se deberían poner bases para una economía española realmente diversificada y competitiva, Eurovegas al margen.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Adelgace por favor