Sobre el urbanismo del PP en Málaga

La realidad es dura y tozuda. Tras 10 años de construcción sin límites en la ciudad de Málaga, a día de hoy somos el segundo Ayuntamiento más endeudado de España y la ciudad que soporta una mayor tasa de paro de España. De nada ha servido que el PP apostara únicamente en el ladrillo como motor económico de futuro para Málaga.

De nada ha servido que hayamos consumido gran parte del suelo disponible del término municipal de Málaga. De nada han servido los jugosos convenios urbanísticos que el PP ha firmado en estos 10 años permitiendo incrementos de edificicación. El Ayuntamiento está arruinado económicamente y no se han creado las bases para que los malagueños tuviesen oportunidades de empleo o se generara riqueza que quedara en la ciudad.

Todos estos años han pasado miles de licencias de obras para residencial, para construir viviendas, mientras no se ha desarrollado ni un metro cuadrado de nuevo suelo industrial en la ciudad de Málaga. El PP no ha apostado por revitalizar o regenerar las zonas industriales existentes y tampoco se ha preocupado de desarrollar nuevos suelos para la implantación en nuestra ciudad de empresas. Sólo le interesaba la construcción de viviendas.

Pese a disponer de informes en el Ayuntamiento de Málaga que dejaban en evidencia que los polígonos industriales de Málaga eran antiguos, que carecían de infraestructuras, que se necesitaba una inversión de 72 millones de euros para dotar de infraestructuras básicas (agua potables saneamiento, alumbrado público, acerado y asfaltado) el PP decidió mirar para otro sitio.

Pese a que en esos mismos informes encargados por el PP en el Ayuntamiento dejaban claro que la ocupación de los polígonos industriales de Málaga superaban de media el 88 % de las parcelas y que las que habían disponibles tenían precio disparatados, el PP miró para otro lado sin querer desarrollar nuevos suelos industriales para dar acogida a las empresas que se marchaban ante la imposibilidad de encontrar suelos asequibles en Málaga.

Durante estos 10 años cientos de empresas medianas, grandes, pequeñas, de Málaga o de personas de fuera, han tenido que montar sus iniciativas empresariales en municipios de la Costa del Sol o de la comarca de Antequera debido a que el Ayuntamiento en manos del PP no quería desarrollar nuevos suelos para empresas.
Málaga ha crecido en nuevas zonas de expansión natural como Teatinos, Campanillas o Puerto de la Torre. Pero también ha crecido en zonas con dificultades geotécnicas que condicionan su futuro y que afectan a otras zonas ya consolidadas con crecimientos como Colinas del Limonar o Hacienda Paredes. Todo ha valido para el PP, que ha visto como en los últimos 10 años más de 300 edificios han sido declarados en ruina en el centro histórico de nuestra ciudad. Ha mirado para otro lado en casos de especulación con zonas verdes en la ciudad o ha dejado a su suerte a los ciudadanos sometidos a acoso inmobiliario sin querer actuar.

Málaga es una de las ciudades en las que la calidad de vida se ha sometido al precio de un urbanismo salvaje y sin planificación por parte de sus responsables municipales. Más de la mitad de los malagueños viven muy por debajo de la ratio recomendada por la Organización Mundial de la Salud, o de la Unión Europea en cuanto a metro de zonas verdes por habitante. 

Los Distritos más poblados como Carretera de Cádiz, Cruz de Humilladero, Bailén Miraflores cuentan con apenas 2 metros cuadrados de zonas verdes por habitante cuando la recomendación de mínimos de  los organismos internacionales es que se aproximen a 15 o 20 metros por persona. Se han contabilizado como zonas verdes, con la intención de falsear la realidad, espacios como las medianas de calles y rotondas, que han sido aprobadas en la planificación de desarrollo de esos sectores. Todo ha valido en ese proceso de urbanismo salvaje, un urbanismo de espaldas a los malagueños, sin estar al servicio de los ciudadanos.

Hoy tenemos una ciudad grande que ha olvidado a la ciudad consolidad, a sus barrios  tradicionales, en los que no se ha mejorado las redes de agua potable, ni los saneamientos, ni se han dotado de nuevos espacios libres con ampliación de calles y plazas, o nuevos parques o equipamientos sociales. Pero no sólo en la ciudad consolidada hemos vivido ese desastre de un urbanismo a golpe de convenio sino que en el PGOU de 1997 se contemplaban hasta 31 núcleo diseminados para desarrollar planes especiales y dotar de servicios. No se ha desarrollado ni uno solo. No ha interesado, no permitían recoger la cosecha de ingresos urbanísticos.

Pero además el Tribunal Superior de Justicia de Anadalucía ha condenado recientemente al Ayuntamiento de Málaga por cobrar por aprovechamientos urbanísticos en licencia en la ciudad consolidada cuando no les pertenecía hacerlo. Actualemente, entran en la Gerencia de Urbanismo reclamaciones para devolver las cantidades millonarias injustamente cobradas a promotores y propietarios que han construido en la ciudad. 

Pero de nada han aprendido y siguen en una huida hacia ninguna parte. Definitivamente, han realizado un nuevo Plan General al margen de la ciudadanía, de las empresas y de una planificación de futuro para Málaga. Han sometido el interés general de Málaga y sus oportunidades de futuro a un puzle de convenios urbanísticos que propiciaban ingresos de 200 millones de euros para las arcas municipales. Todo el Plan General se ha doblegado a pagar la deuda de 720 millones de euros que el PP ha originado en estos años de gobierno, no se ha mirado a la generación de riqueza y de empleo del futuro de Málaga. Con el nuevo PGOU se agotan definitivamente en Málaga los suelos disponibles y aptos para la construcción. 

A todo ésto hay que sumar los continuos incrementos de precios en las obras, proyectos como el de la nueva sede de la Gerencia de Urbanismo cuyo coste previsto era de 20 millones de euros ha acabado costando 14 millones de euros más. Una larga e inagotable lista de sobre costes que en los últimos años supera los 50 millones de euros. Gastos extraordinarios que se han pagado a costa de vender los mejores suelos del patrimonio municipal, vendiendo las mejores parcelas con las que contaba el Ayuntamiento, despilfarrando tanto el dinero de los malagueños como los suelos que nos pertenecen.

En Málaga pasamos de tener hasta un 65 % de licencias de viviendas para VPO cuando gobernaba el PSOE a tener un escaso 6 % en años de gobierno del PP. Miles de jóvenes han dejado en estos años Málaga para comprar sus viviendas a precios más asequibles en municipios como Rincón de la Victoria, Cártama... ante la imposibilidad de pagar los disparatados precios que se cobraban en la ciudad.

Nuevamente caen en los mismos errores. El PP no es solución de futuro para Málaga y nos lleva en caída libre sin modelo urbanístico, sin proyectos de futuro para la ciudad. Sin saber que quieren para Málaga.

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