Centro histórico al servicio de la especulación

La especulación ha encontrado en el gobierno municipal de Francisco de la Torre a su mejor aliado. Otro gran mérito que el PP puede apuntarse en la ciudad de Málaga como el endeudamiento de 738 millones de euros que soportamos o el ser la primera ciudad española en la tasa de parados.
Resulta evidente que en los últimos años el centro histórico de la ciudad ha renovado su imagen aunque en menor grado del esperado y deseado por los ciudadanos. Acciones como la peotanilización de calle Larios y adyacentes ha permitido reducir el número de vehículos a motor y mejorar la calidad ambiental en cuanto a ruidos y contaminación.
Pese a ser la zona más activa y antigua del comercio tradicional malagueño se carece de un plan de dinamización e innovación en el comercio, ni en materia de restauración tampoco se contemplaron ayudas durante la ejecucción de las obras de peatonalización y más de un centenar de comercios cerraron definitivamente sus puertas.
Los gobiernos del Ayuntamiento socialista de Pedro Aparicio comenzaron esta labor de regeneración del centro histórico con la aprobación de un plan especial (PEPRI Centro) y programas europeos para la mejora de las edificaciones existentes (fachadas, zonas comunes).
En los últimos años hay que reconocer el gran impulso generado por la Junta de Andalucía con su apuesta decidida por la ciudad de Málaga con la creación del Museo Picasso Málaga, la rehabilitación del conjunto Alcazaba-Gibralfaro-Teatro romano o el plan de dinamización turística de la Consejería de Comercio, Turismo y Deportes de la Junta que está acometiendo el arreglo de sus calles.
Lejos de generar sinergias y elementos de atractividad de inversión el Ayuntamiento en manos del PP ha favorecido la especulación por dejadez de responsabilidades y de funciones. Se han negado a adoptar medidas de impulso y de control de los desmanes que en esta década se han dado en el centro histórico.
Basta citar las más de 200 ruinas urbanísticas en edificios del centro histórico de Málaga han sido firmadas por el alcalde Francisco de la Torre entre el año 2000 y 2010. Junto a la perdida del patrimonio del siglo XIX malagueño y la desaparición de parte de la trama urbana hemos visto pasar decenas de casos de moobing inmobiliario, en edificios en los que los antiguos propietarios e inquilinos quedaron en manos de especuladores.
Lo que debió ser una oportunidad para la ciudad mediante la regeneración del centro de Málaga ha acabado convirtiéndose en una mezcla de solares vacíos y abandonados, habitantes desplazados y carencia de equipamientos sociales, educativos, deportivos y culturales que complican la calidad de vida de los residentes y comerciantes.
Otro de los principales problemas al que debemos hacer frente en los próximos años es la proliferación de las nuevas infraviviendas. En los años del boom de la construcción el PP ha favorecido que los edificios nuevos y rehabilitados tendieran a que las viviendas tuvieran las dimensiones mínimas de 24 metros cuadrados contempladas en el PGOU de 1997.
A día de hoy la realidad es que centenares de viviendas (estudios y apartamentos) son inhabitables por familias en el centro histórico por sus reducidas dimensiones. Parejas que compraron viviendas de estas características en el centro buscan alternativas en otros puntos de la ciudad al plantearse aumentar la familia.
Siete años después de la inauguración por la Junta de Andalucía del Museo Picasso Málaga las actuaciones colindantes comprometidas por el ayuntamiento como el plan de la judería continuan sin materializarse, tampoco se ha regenerado la calle Tomás de Cózar ni calle Beatas pese a los estudios encargados a la universidad de Bolonia.
Un Ayuntamiento que mantiene paralizado un hotel en la calle Granada, que ha mantenido en el limbo jurídico a los antiguos cines Andalucía, que ahora hace lo mismo con los suelos de los cines Astoria y Victoria en la plaza de la Merced.
Casi todas estas cuestiones han quedado supeditadas a la firma de convenios urbanísticos imposibles como el hotel de Moneo en hoy Esparteros o el suscrito con BAENSA para los apartamentos de lujo en la plaza de la Merced.

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