El urbanismo al servicio de la ciudad

Artículo para la Revista El Observador
Según los autores de la época, detrás de los incendios de Roma se encontraba el emperador Nerón y su deseo de perpetuarse para la historia con la reconstrucción de la capital del mundo antiguo. Sea como fuere el Foro romano y su entorno fueron el lugar elegido para lo que sin dudas ha sido una de las etapas más brillantes de la urbanística, la reconstrucción de Roma. De igual manera tras el mortífero terremoto, maremoto e incendios del primero de noviembre 1755 el marqués de Pombal reconstruyó Lisboa y convirtiéndola en una ciudad moderna con grandes edificios, avenidas y parques para orgullo de los desolados portugueses.
Son dos ejemplos de cómo grandes capitales europeas aprovecharon los momentos de mayor adversidad y dificultad para levantarse antes los ojos admirados del mundo. Pero en el urbanismo actual algunas grandes ciudades, sin mediar afortunadamente ningún desastre natural, mediante planes integrales, planes estratégicos o proyectos transformadores han emprendido un proceso de modernización y de mejoras de sus condiciones de competitividad en esta nueva era de la globalización. Todas han buscado situarse en el mapa de la atracción de oportunidades económicas. Ciudades con gobiernos municipales de distintos partidos políticos han sabido acometer esa transformación Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao o Alicante han sabido crear condiciones para su propio futuro.
En Málaga el Partido Popular en el Ayuntamiento de la ciudad ha desaprovechado las oportunidades y las esperanzas de la ciudadanía en estos años de bonanza económica pasada, que podía habernos situado en una posición privilegiada, mas allá de nuestro clima privilegiado que atrae anualmente a millones de visitantes.
Oportunidades que se hubiesen generado de tener un urbanismo al servicio del ciudadano: Un urbanismo que hubiese tenido entre sus objetivos el hacer de Málaga una ciudad amable con los que la habitan. Un urbanismo dispuesto a crear las condiciones en la que encuentre acomodo la riqueza y el empleo de calidad. En definitiva, Málaga se va apeando de un tren en el que viaja en situación preferente.
Los “prodigios urbanísticos” fruto de labores de ingeniería financiera del PP en la ciudad acaban por convertir las oportunidades en proyectos de lo más improductivos y perjudiciales para el interés general de los malagueños. Miles de viviendas sin vender, operaciones especulativas que han encarecido de manera desorbitada el precio del suelo. Eso sí, siempre operaciones que han buscado la rentabilidad económica inmediata que se obtiene de esos proyectos pero que no han dejado nada más que tierra y oportunidades quemadas para el futuro. El urbanismo ha sido una fuente de financiación del Ayuntamiento del PP pero ¿para qué?, ¿qué gran proyecto de ciudad se ha realizado en la ciudad por el Ayuntamiento en estos años?, ¿en qué se benefician ahora durante la crisis las miles de empresas, autónomos y pequeños comerciantes que mantienen la economía y el empleo en la ciudad a costa de titánicos esfuerzos?
Tras los convenios firmados para la preparación del nuevo PGOU se encierra nuevamente esa “astucia” tan cacareada para cobrar 201 millones de euros previstos pero ¿a quién se va a beneficiar realmente? ¿En qué Málaga se engrandece con esos convenios? Detrás de la aprobación de los mismos se ocultan la precipitación y la sinrazón de zonas escarpadas, movimientos de tierras, terrenos impropios para la edificación de viviendas, desastres ecológicos y desarrollos insostenibles. Se siembra paro mientras las empresas siguen sin suelos para desarrollar sus proyectos empresariales.
Durante el periodo de gobierno del alcalde De la Torre entre 2000 y 2007 se ha vendido patrimonio municipal de suelo por valor de otros 200 millones de euros sin que hayan repercutido en mejorar nuestros vetustos polígonos industriales con la mejora de sus infraestructuras básicas para acercarlos a los modernos parques empresariales europeos, sin aumentar ni un solo metro cuadrado el espacio para el tejido productivo.
Entre 1997 y 2007 más de 220 edificios del centro histórico han sido declarados en ruina ante la pasividad de unos dirigentes municipales que no han sabido poner en valor las sinergias positivas creadas por las inversiones millonarias de otras administraciones públicas que han hecho realidad la creación del Museo Picasso Málaga.
De igual manera ante la llegada del AVE a la ciudad, la ampliación del aeropuerto malagueño o el proceso de transformación del puerto el Ayuntamiento no ha acometido las mejoras imprescindibles para multiplicar sus efectos positivos.
Durante el gobierno del PP en el Ayuntamiento malagueño hemos caído a la menor tasa de construcción de vivienda de protección oficial de promoción municipal haciendo que miles de ciudadanos, especialmente parejas jóvenes, arrastren hipotecas difícilmente sostenibles en el tiempo o hayan sido expulsados de la “ciudad del paraíso” a municipios limítrofes para poder pagar su vivienda.
En este mismo periodo hemos visto como el Ayuntamiento de Málaga ha alcanzado una deuda viva de 450 millones de euros, el mayor endeudamiento que nunca se había alcanzado en la ciudad de Málaga y que nos sitúa detrás de Madrid en las ciudades más endeudadas de España, que ha necesitado de un plan económico y financiero tutelado por la Junta de Andalucía para poder nivelar su maltrecha economía.
En estos momentos de crisis económicas el ayuntamiento de Málaga debería haber puesto encima de la mesa unos presupuestos generales para el año 2009 en el que la inversión en obra pública, en política social y de empleo hubiese contribuido a generar confianza entre la ciudadanía y las empresas malagueñas. Pero no lo ha hecho, ha prorrogado los de 2008 por lo que no se han podido realizar nuevas inversiones cuando los malagueños más lo necesitaban.
Lejos de hacer su trabajo, y de manera irresponsable el PP ha intentado paralizar la aprobación de esos mismos presupuestos en otras administraciones públicas que si han hecho sus deberes, intentado bloquear las inversiones públicas en decenas de pequeños municipios de la provincia malagueña.
La realidad es tozuda, el PP sigue sin modelo de ciudad, anclado en unas políticas económicas que han creado una crisis económica y financiera que deja en el paro a miles de ciudadanos. Mejor hundir el barco que variar el rumbo.

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