A mis amigos

Hoy quiero hacer mención a una parte fundamental de los seres humanos y su necesidad de relacionarse y desenvolverse en sociedad.
Sin hacer apología del alcohol, quiero rendir tributo a una práctica de la que hemos gozado todos o casi todos. Me refiero a esas quedadas para tomar algo, ya sea un refresco, un agua o unas cervezas pero siempre con un grupo de amigos con los que compartir unas risas y anécdotas.
En septiembre se aproximan una serie de bodas de gente cercana a la que no puedo dejar de ir y a las que quiero ir porque son buena gente, porque se lo merecen, porque son de mi generación, porque tenemos problemas parecidos y compartimos soluciones.
Para ellos, para Javi y Eugenia que son los primeros en pasar ante Dios una cervecita freca recordando buenas tardes y noches de éste y otros veranos pasados.

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