
La Historia es una ciencia que parece que va en un continuado retroceso. Son miles los estudiantes e historiadores que entran en el maravilloso mundo de la investigación, el rescatar páginas del pasado que llevaron a cabo los hombres y mujeres que nos precedieron en la Tierra.
No soy especialista en nada, nunca me consideraré experto en nada y mi capacidad por aprender no tiene límites pero si me he formado en algo y por lo que tengo especial predilección es por la historia contemporánea y la arqueología.
De hecho puedes acceder a algunas de las cosas en las que he investigado y que he publicado. La historia local de mi ciudad con nombres y apellidos me resulta muy interesante porque la historia la hacemos entre todos y los datos quedan deshumanizados y sin rostros.
El movimiento obrero, la vida de los desheredados de la tierra es digna de la que debe quedar constancias para las generaciones futuras, debemos saber que hicieron nuestros antepasados, por lo que sufrieron de lo que disfrutaron y saber que los avances sociales o técnicos han sido fruto de su esfuerzo diario.
A la arqueología le debo mi primer empleo en la ciencia que tanto me atrae y el sacar a la luz restos que llevan ocultos cientos o miles de años es una sensación única sólo comparable a los viejos documentos que permencen en los archivos o que permanecen olvidados en cualquier rincón.
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