Colaboración para la Revista El Observador sept. 2012
El Charlatanismo
Tengo la
solución, nos dijo y sonaron como las divinas palabras de Valle-Inclán. Y es que el charlatanismo sigue siendo un pan
nuestro cotidiano. El charlatanismo no solo inunda los anuncios comerciales de
las televisiones para noctámbulos de madrugadas que pasan su vida entre
sartenes capaces de cocinar sin alimentos, babas de caracol en botes de medio
litro.
El
charlatanismo de las alocuciones vacías de Rajoy nos pareció el bálsamo de
Fierabrás contra cualquier mal imaginable. Aquella oposición de legislaturas
anteriores sin responsabilidad alguna, con el objeto de justificar el fin de
acceder al gobierno sin atender a los medios que utilizaba en sus argumentos
como el nacionalismo catalán o ETA. Algunos cambiaron el uso de la oratoria por
la mezcla entre telepredicadores de décimo cielo y aprendices goebbelsianos de
repetir una falacia hasta la saciedad para que acabe convirtiéndose en una
falsa verdad.
Puedo escribir
sobre Rajoy y su milagro anticrisis con un rescate financiero y sus condiciones
de camino. O por ejemplo sobre su incómodo digerir de las liberaciones de
etarras. Podría opinar sobre el millón de ciudadanos catalanes que piden la
independencia de España mientras él espera a que pase la tormenta. Pero quiero
mencionar aquel programa electoral del PP que, no por lo que dice si no por la
maldad social que oculta, ni usan en los vertederos para su reciclaje.
El
charlatanismo que encontró su hueco propicio para el desarrollo en la medicina,
ha encontrado en Ana Mato su madrina ministra. Mejor dicho, la necesidad del
ser humano de vivir ha topado con un gobierno dispuesto a recortar la sanidad
pública hasta poner en riesgo la vida de los ciudadanos. Un debate ideológico
neoliberal que intenta criminalizar la sanidad pública con la responsabilidad
de la crisis mientras busca el maná de la privatización de hospitales y la
externalización de servicios. Siempre hubo quien estuvo interesado en obtener
beneficios vendiendo pócimas de la vida eterna, incluso antes de que existiese
la televisión pública manipulada.
En la
desesperación ante la enfermedad el tratamiento encontrado ha sido la exclusión
del sistema de 943.000 personas que se quedan sin tarjeta sanitaria, el repago
por la asistencia médica y el re-copago de medicamentos.
La historia de
la medicina que es la de la propia humanidad, no estuvo exenta de estos
peligrosos caminos de la ciencia y la religión y si no que le pregunten a
Miguel Server y su tanto citar la circulación pulmonar. El conocimiento se ha
ido cribando por la experiencia de la práctica y han sido trasladados los
avances a los nuevos profesionales a través de una enseñanza metodológica. Un
proceso lento y largo como la historia que ha ido enriqueciendo los distintos
árboles de las ciencias médicas y farmacológicas hasta llevarnos al lugar en el
que nuestra vida se desarrolla.
Nos anuncia la
ministra del PP fuera de micrófonos, que la cartera de servicios va a ser
recortada tras las elecciones gallegas y vascas. Una mamografía puede suponer
un precio a la sanidad pública entre 10 o 15 euros y esto puede llegar a
colapsar la sanidad española. Un Jaguar de 60.000 euros paga 6.000 mamografías
y salva la vida de mujeres. En una clínica privada, tras consultar por
Internet, los precios que se cobran a las mujeres oscilan entre los 80 y los
120 euros. Resulta complejo valorar
socialmente el coste de una vida aunque si tenemos profesionales que pueden
detallar el tratamiento de un cáncer paso a paso, seguro que mucho más costoso
que una mamografía. Volvemos a la sanidad del pobre, al curanderismo y las
infusiones naturales.
Curanderos y
charlatanes que llegan al Gobierno de España con pócimas milagrosas que a veces
degeneraban en envenenamientos masivos. Otros fueron remedios aplicados por
médicos como los baños con mercurio para el tratamiento de la sífilis ya lo
dijo Paracelso “solo la dosis hace de algo un veneno”.
Este gobierno
está empezando a intoxicar a la sociedad que le ha retirado su apoyo de manera
masiva según las encuestas y la respuesta se ve en la calle con millones de
ciudadanos protestando contra las recetas de recortes mientras se rechazan los
alivios económicos y de crecimiento que supone la inversión pública.
Los periódicos
de las primeras décadas del siglo XX estaban al alcance de muy pocos malagueños,
los que sabían leer y los que podían darse el lujo de pagarlo. Inagotables
anuncios de remedios y métodos de médicos extranjeros como el doctor Soivre o el doctor
Heumann, cuyos productos se vendían en la farmacia El Globo, otros con
nombre nacional como el Digestómico del
Dr. Vicente. Tratamientos de belleza para mujeres como la Crème Simona o para hombres Deznanfer para la regeneración del
cabello servían de reclamo en una Málaga empobrecida.
Los precios de
estos remedios no eran precisamente baratos, ni asequibles a la mayor parte de
la población. La caja de pastillas para el higado del método del doctor Heumann
costaba un precio de 10´95 pesetas. El sueldo de un jornalero rondaba las 3´5
pesetas al día, quizás el hambre impedía enfermar de bilis con ese salario.
Palabras como curaciones, milagrosas, definitivas… estaban muy presentes en
esos anuncios ya que debían sorprender y atraer a unos pobres que debían quedar
cautivos en el boca a boca debido a la alta tasa de analfabetismo.
En el último
año, el miedo al despido de la reforma laboral ha reducido los salarios en
España como nunca lo habían hecho antes en los 35 años de democracia. Sumado a
la subida de IRPF, IVA, IBI, electricidad, combustibles… son una perdida
notable de capacidad adquisitiva de las familias españolas. Sin atender a
despidos de profesores o el abandono de estudios universitarios ante la
imposibilidad de hacer frente a las subidas de desorbitadas de las matrículas y
los recortes de Becas.
En el mes de
mayo escribía para El Observador
sobre como el ayuntamiento de Málaga en el año de 1923 intentó tapar a los ojos
de los españoles un brote de peste que azotó la ciudad. Esa investigación fue
rescatada del olvido por don Jesús Castellano, al igual que tantos otros estudios
y acciones para recuperar nuestra historia como ciudad.
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