Demonio sin acuerdo

Demonio


Gloria a Dios en las alturas del cielo,

Tierra sobre los hombres en su infierno.

Luis Cernuda en su tradicional acierto. Y es que dos no pactan si uno no quiere. En este caso, tres grupos municipales no llegan a acuerdo si el PP se opone. La mayoría absoluta mal entendida da lugar a esperpentos en lugares que por interés ciudadano solo cabe el acuerdo político. No hay color cuando de agua de lluvia se trata.

 
El pasado 17 de noviembre, mañana de sábado, una, dos o las trombas que fuesen descargaron sobre la ciudad de Málaga. Más de cien litro y miles de afectados en cuestión de minutos. Muchas calles de la ciudad se convirtieron en arroyos o pantanos, las alcantarillas eran fuentes. Hasta los cauces secos se desbordaron. Familias con viviendas desalojadas, garajes inundados, coches inutilizados. Miedo y desolación nuevamente afectaron a Málaga. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales. Cesó la lluvia pero dejó sus consecuencias.



Desde sus orígenes los efectos de inundaciones, avenidas, deforestación conllevaron el abandono del yacimiento del Cerro del Villar. En la memoria colectiva de la ciudad quedaron las terribles consecuencias de las inundaciones de 1907 que motivaron un plan de defensa impulsando grandes obras de corrección como el pantano del Agujero o la reforestación de buena parte de la cuenca en los años 30.



Las inundaciones de 1989 conllevaron el proyecto de encauzamiento tanto del Guadalmedina como del tramo final del río Guadalhorce y la construcción de la presa de Casasola, contemplada por el ministro Indalecio Prieto en la segunda república hacia 1933, que no llegó a construirse curiosamente hasta la etapa de otro ministro socialista José Borrell.



Pero, ¿Qué pasó con el plan de Defensa de las Inundaciones de 1995? ¿Por qué no se llevó a dar cumplimiento? ¿Dónde fueron a parar los proyectos de reforestación aprobados y previstos en estos años? Las hemerotecas cuentan que gobernaba José María Aznar y que en Málaga la responsabilidad municipal la tenían Celia Villalobos y el actual alcalde De la Torre, como concejal de Urbanismo.



Un nuevo PGOU se encargó de calificar como urbanizable espacios destinados a aquellas reforestaciones como Colinas del Limonar, y otros previstos para frenar las avenidas aguas abajo. Quizás por esas cosas menores o por debilidad de la memoria, la mayoría absoluta rechazó hace unos días la propuesta para acogernos como ciudad a las ayudas del decreto ley del Gobierno de España de medidas urgentes para paliar los daños por las catástrofes naturales.



Vista la experiencia de los años de gobierno del PP algo me dice que hay que actuar ahora que está reciente, en caliente. Lo que habitualmente no viene siendo adecuado, aquí se hace imprescindible. No es oportunismo, es realidad. Llegan el Belén municipal, los pascueros, las luces navideñas y los villancicos y olvidamos las deficiencias. Después las florecitas de primavera en las jardineras a la portada e iluminación de la Feria el tiempo vuela. 16 años con la misma historia pero de los problemas estructurales de Málaga no les hablen. Olvidemos. Hay quienes, dependiendo del día, pretenden hacer una autopista sobre el río Guadalmedina pero cuando llueve coge el miedo y defiende que debe de llevar su agua. Un río, seco o no, es un río.



Hace años que el PSOE en el Ayuntamiento de Málaga tiene entre sus objetivos estratégicos para sus propuestas de ciudad las infraestructuras básicas (redes de abastecimiento, saneamiento y pluviales entre otras).



Ya lo hizo durante su etapa de gobierno municipal entre 1979 y 1995 en la que se crearon estas redes en la mayoría de las barriadas de la ciudad de Málaga, que hasta esos momentos eran inexistentes. Ese interés por mejorar la calidad de vida se ha mantenido en las innumerables iniciativas presentadas a lo largo de los años de oposición. Desde Cerrado de Calderón, pasando por la Avenida de Andalucía, barriadas de Ciudad Jardín hasta las periféricas como Santa Rosalía-Maqueda o Huertecilla Mañas han sido objeto de esas propuestas en los últimos años.



Días antes de la última riada, Begoña Medina, concejala socialista, había registrado una moción para hacer un análisis de situación de los puntos negros de nuestro alcantarillado y un plan de acción en la ciudad. Quizás por eso, lo que habían apoyado una semana antes en dicha Comisión ahora lo rechazaban en el Pleno municipal.



Igualmente esencial para los socialistas ha sido la defensa de Málaga frente las inundaciones a través de la creación de un gran cinturón verde. Entre sus cometidos está el frenar la desertización progresiva y los procesos erosivos sobre la ciudad. Iniciativas presentadas desde la Legislatura de 1995-1999, años tras año rechazada por el Partido Popular desde entonces hasta el Pleno municipal de finales noviembre de 2012.



Quizás no debería sorprenderme que votasen en contra de la iniciativa socialista de hace unos días. Quizás debería haber tenido en cuenta que el alcalde que regresaba de Nueva York no estaba en la ciudad y que para hacerse notar soltó aquello de “el causante ha sido el Metro de Málaga” nada más bajarse del avión.



Desde entonces el demonio de la Junta de Andalucía ha estado sobrevolando la ciudad. Demonios socialistas que en los últimos años entre 2009 y 2011 han invertido en infraestructuras en polígonos como el Guadalhorce, Villa-Rosa, o en la ciudad en la estación depuradora y red de saneamiento de Huelin Paseo Marítimo ... alrededor de 40 millones de €uros.



¿Cuánto ha invertido el PP en esas redes en sus años de gobierno? Se lo cuento, 1 millón de €uros al año. Es decir necesitarían gobernar 40 años para igualar la inversión socialista en 3 años. Quizás sea el motivo para negarlo todo. Quizás lo derrochado en Tabacaleras, sedes de urbanismos y otras actuaciones al despropósito, nos hubiesen preparado mejor.



En el Pleno de la ciudad el Partido Popular trató de culpar al otro. Dio igual que la jurisprudencia establece que la limpieza y mantenimiento de los cauces en sus tramos urbanos es competencia municipal. Recientemente, una sentencia del Tribunal Superior de Castilla y León establece claramente como el Plan Hidrológico Nacional otorga esas competencias a los ayuntamientos. También establece que los organismos de las cuencas pueden colaborar mediante la firma de convenios en esta materia. Pero acaso alguien cree que los ciudadanos que viven con miedo por un cauce debe conocer quien es la autoridad competente para limpiarlo. Acaso deben ser los ciudadanos los que anden solicitando esas cuestiones de delimitación de competencias.


 
Decenas de escritos y propuestas hemos presentado y debatido en los últimos años en el Ayuntamiento de Málaga. Arroyos secos intratables pero tan urbanos que amontonan sofás, armarios y algún que otro colchón. Es más fácil criticar al de enfrente que asumir como propia la dejadez de la desembocadura del Guadalmedina con una espesa sopa de petróleo, carritos de la compra incluidos.



Siempre es tiempo para acuerdos y consensos. Como escribía Cernuda:



Cordura

Suena la lluvia oscura.



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