Restos del franquismo en Málaga


LA OPINIÓN DE MALAGA / 28-10-2007

Estandartes del franquismo, los símbolos que olvidó la Transición
Los emblemas de la dictadura continúan en lugares tan transitados como el Parador de Gibralfaro. La Ley de la Memoria Histórica obliga a los ayuntamientos a retirarlos
P.SÁNCHEZ, N.ANDRADE, L.SÁNCHEZ e I.GUERRERO.

A casi tres décadas del retorno de la democracia, los represaliados por la dictadura ven cada día más cerca la restitución moral que les prometió el cambio de régimen. La Ley de la Memoria Histórica, a pesar de la polémica, supone un paso más a su reconocimiento, especialmente por el consenso, o al menos la validación, de algunos de sus puntos, caso de la retirada de los símbolos franquistas. Un apartado que refuerza otros planteamientos precedentes como el dictado por el Consejo de Europa, que exhortó a trocar los signos dictatoriales. El Ayuntamiento de Málaga aún lo tiene pendiente, a pesar de que hace diez años suscribió su compromiso en una sesión plenaria.La diferencia que introduce la nueva ley es casi de orden sancionador. La conmutación de símbolos ya no es cuestión de voluntad, sino una obligación. El Estado se reserva la potestad de no conceder subvenciones a las administraciones que incumplan la propuesta. Sin duda, el equipo de Francisco de la Torre tiene trabajo por delante.El historiador y ex concejal socialista Sergio Brenes rebate la versión oficial, en la capital no sólo es que no escaseen los símbolos de la dictadura, sino que perduran en enclaves emblemáticos. La mayoría de ellos responden a una finalidad propagandística y son reconocibles, además de por sus señas, por la tosquedad de su factura. Mármol, tonos grisáceos y grandilocuencia, insignias dilectas de una estética sin pretensiones artísticas, urdida para aleccionar y pervivir con el paso del tiempo.Los rasgos de los monumentos fascistas, erigidos a cargo de los presupuestos municipales, están presentes en zonas como el Parador de Gibralfaro, donde se levanta un monolito en honor a los primeros jefes provinciales de la Falange, un movimiento que, antes del estallido de la Guerra Civil, únicamente contaba con trescientos miembros en Málaga. La construcción de Gibralfaro es un buen ejemplo de la iconografía del régimen. Sin ir más lejos, cuenta con una inscripción y un corazón que se eleva hasta el escudo, coronado, como era habitual, por las flechas de la Falange. Unos trazos bastante afines al monumento sobre roca que sorprende a los viandantes en la carretera de Olías, donde una placa de mármol recuerda a los que cayeron "al servicio de Dios y de España". Una literatura que se observa asimismo en el edificio de Tabacalera, en esta ocasión, para gloria del militante falangista Eduardo Bayo. "Esto no tiene parangón en ningún país de Europa", matiza Brenes.A pesar de los esfuerzos de las primeras corporaciones democráticas, que cambiaron los nombres de algunas plazas y avenidas, los edificios públicos exhiben vestigios de la dictadura. Algunos de forma casi ostentosa, o al menos en lugares que no pasan inadvertidos. La facultad de Peritos Industriales de la Universidad de Málaga conserva un escudo y una placa en la que se conmemora la inauguración del inmueble, llevada a cabo por "su excelencia" Francisco Franco.Otro tanto ocurre con la malograda Universidad Laboral y con el colegio público José María Hinojosa, que luce un escudo del régimen, al igual que la torre de control de la Base Aérea Militar de Málaga. Ni siquiera se libra la actual sede de la delegación de Educación de la Diputación, que cuenta con emblemas de la dictadura.Los ejemplos, ya sea a modo de monolito o nomenclatura, se prodigan por toda la capital. Especialmente, en los barrios en los que se emplazaron las viviendas protegidas. La barriada 25 Años de Paz, con placas conmemorativas y azulejos en forma de mural, es el paradigma de la continuidad de este tipo de objetos, también visibles en zonas como El Palo o Ciudad Jardín.No obstante, el mayor número de referencias al franquismo obra en poder del callejero. En casi todas las barriadas, a excepción de las de reciente cuño como El Cónsul, aparecen homenajes velados a héroes del franquismo. Carlos de Haya y Eugenio Gross son los más conocidos, pero también hay otros como Francisco Ballesteros La reforma no será sencilla.

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